Hoy en día, la salud no se considera simplemente como ausencia de enfermedad. Se entiende que una persona sana es aquella que goza de un bienestar general, tanto físico como psíquico o social. Es importante que desde la infancia se comiencen a mantener hábitos saludables, para continuar con una vida sana a medida que crecemos.
Educar a los niños y las niñas en hábitos saludables desde temprana edad, es la medida preventiva más eficaz para mejorar la condición de salud a lo largo de toda la vida del individuo.
¿Qué hábitos podemos enseñarles?
1. Alimentación sana: es uno de los principales hábitos a enseñar durante la infancia, ya que contribuirá a prevenir enfermedades como la diabetes tipo 2. Lo ideal es hacer cinco comidas al día, el desayuno es la comida más importante, porque aporta la energía que el cerebro necesita para rendir adecuadamente durante el día.
2. Actividad física regular: es importante incluir el ejercicio en la rutina diaria de la familia, planeando horarios para que todos puedan hacer actividad física como: montar en bicicleta, ir a nadar, caminar o simplemente salir al exterior a jugar.
3. Sueño saludable: para mantener energías durante todo el día, es necesario que duerman las horas adecuadas y en condiciones óptimas. Los niños y niñas en algunas ocasiones se resisten a irse pronto a la cama, pero es fundamental que interioricen el hábito de irse temprano a dormir.
4. La higiene: enséñales que hay que lavarse los dientes, como mínimo, después de cada comida principal. Enséñales también que antes de comer hay que lavarse las manos, ya que esta práctica reduce los riesgos de contraer enfermedades.
La adquisición de unos hábitos de vida saludables desde la infancia puede ayudar a prevenir muchos problemas en la edad adulta tales como sobrepeso, obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares.